Definitivos

Este régimen abarca aproximadamente el 70% de las operaciones de comercio exterior, y se divide en dos tipos: de importación y exportación.

Según la legislación aplicable, el régimen definitivo, se sujeta al pago de los impuestos de comercio exterior, y en su caso, cuotas compensatorias, así como al cumplimiento de las regulaciones y restricciones no arancelarias.

El régimen de importación definitiva, nos permite la entrada de mercancías de procedencia extranjera para permanecer en el territorio nacional por tiempo ilimitado.

A su vez, el régimen de exportación definitiva, consiste en la salida de mercancías del territorio nacional para permanecer en el extranjero por tiempo indefinido. 



Es importante acudir con un especialista en la materia, cuando se trata de retorno de mercancía a su lugar de origen por algún defecto, pues debemos respetar los plazos legales para evitar pagar de nuevo los impuestos. 

Temporales.

Este régimen, comprende las mercancías que entran en el país para permanecer por un tiempo limitado y con un fin específico. 



Existen dos tipos de regímenes temporales de importaciones o exportaciones: 

Para retorno en el mismo estado:

Este régimen permite importar o exportar mercancía para un fin específico, como lo puede ser participar en algún congreso, feria, convención, entre otros, y retornar la mercancía sin pagar impuestos de importación. 

Lo anterior, siempre y cuando la mercancía retorne a su lugar de origen dentro del plazo legal, y en el mismo estado en que llegó.



Los plazos dependen del supuesto en que se encuentre, conforme la Ley Aduanera.

Para elaboración, transformación o reparación.

En su modalidad de exportación, consiste en sacar mercancía del territorio nacional, para ser elaborada, transformada o reparada en territorio extranjero, y que una vez terminada, se reincorpore a México.

Lo anterior, con la ventaja de que ya no se pagarán impuestos por la totalidad de la mercancía, sino que únicamente por las transformaciones o reparaciones realizadas, además de no necesitar ningún permiso.

Por otro lado, en su modalidad de importación, si se requiere tramitar un permiso y pagar impuestos, aunque con devolución al momento de acreditar el retorno de la mercancía a su lugar de origen.

Depósito fiscal.

Conforme al artículo 119 de la Ley Aduanera, este régimen consiste en el almacenamiento de mercancías de procedencia extranjera o nacional en almacenes generales de depósito.

Dichos almacenes, deberán estar autorizados por las autoridades aduaneras, y estar facultados para prestar este servicio en los términos de la Ley General de Organizaciones y Actividades Auxiliares del Crédito.

Puede servir mucho para las Pymes, pues consiste en que, una vez que la mercancía llega a la aduana, se retira de ahí para ser ingresada al almacén privado que nosotros seleccionemos. 



Esto nos da la posibilidad de sacar nuestra mercancía por lotes, pagando únicamente los impuestos de la mercancía que retiramos del almacén.

Tránsito de mercancías.

Este régimen puede ser de dos tipos, uno es el internacional, por el cual un transportista puede trasladar mercancías por territorio nacional, para sacarlas a territorio extranjero. 

Lo anterior, a través de una ruta otorgada por las autoridades aduaneras, así como cumpliendo una cuenta de garantía aduanera, que se regresa al transportista al momento de sacar la mercancía del territorio nacional.

Por otra parte, en cuanto al régimen de tránsito de mercancías interno, este surge cuando movemos mercancía entre aduanas que se encuentran en territorio nacional para exportarlas a otro país. 

Esta modalidad de tránsito interno, es muy recurrente cuando las aduanas están saturadas y ayuda a evitar los plazos de permanencia extra en las aduanas que no teníamos contempladas en los gastos.



Se fija un plazo máximo para trasladar la mercancía de la aduana de entrada a la aduana de despacho y una vez se encuentren en la segunda, se fijarán los impuestos que realmente teníamos que pagar por la exportación.

Elaboración, transformación o reparación en recinto fiscalizado.

Este es un régimen que nos permite introducir, a un recinto fiscalizado, mercancías extranjeras o nacionales, para su elaboración, transformación o reparación, para ser retornadas al extranjero o para ser exportadas.

Un recinto fiscalizado, es un almacén que se encuentra en las aduanas, concesionado a un particular.

Este régimen es útil para las empresas de maquila, y tratándose de mercancía extranjera, estará sujeta al pago del impuesto general de importación, así como de cuotas compensatorias.



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Recinto fiscalizado estratégico.

Es un régimen adecuado para grandes empresas y que requieren cumplir con plazos muy estrictos, pues les permite operar desde la aduana.



Es como si se rentara un espacio en la aduana, para realizar operaciones de comercio exterior.

Para ingresar en este régimen, se requiere ser persona moral, acreditar solvencia económica y comprobar estar al corriente de las obligaciones fiscales.

En este recinto o almacén concesionado, se almacena, custodia, exhibe, distribuye, vende, elabora, transforma, repara e incluso, se utilizan los servicios de mensajería para nuestra mercancía.

Este régimen pretende ayudar a las grandes empresas, para tener mayor rapidez en sus operaciones de comercio exterior. 

Es muy importante acercarnos con los especialistas en la materia, y obtener las asesorías adecuadas que nos permitan determinar a qué régimen aduanero pertenecen nuestras mercancías.

El comercio exterior, es un proceso que mientras más certeza tiene en sus operaciones, menos gastos genera para las empresas. 



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